4 abr 2010

¿Por qué?

Es una de mis preguntas favoritas, aún cuando no tengo la respuesta.

Quizás porque siempre, en medio de una conversación, vienen a la mente frases, canciones, escritos, ideas que nos ayudan a decir lo que queremos y quisiéramos que aparecieran de pronto, de manera exacta, con la misma lucidez con que los recordamos.

El otro día pasando el tiempo en Internet recordé -quien sabe por qué cadena de pensamientos en la que se convierte una navegación a la deriva por el ciberespacio- que nunca había leído el discurso de Gabriel García Márquez, Nobel de literatura 1982. Encontrarlo y leerlo me condujo a un hallazgo más: el discurso de Herta Müller, Nobel 2009, en el cual hace gala de lo mejor de su prosa y su sensibilidad para contar su propia vida. En el texto incluye algunos poemas cortos que nombra como collage. (El discurso lo pueden encontrar en la sección En voz alta)

Así surgió la idea de crear este blog: un collage de recuerdos, evocaciones, palabras y músicas. Una colección de cosas para compartir y ayudar a recordar.

Lo siguiente era buscar el nombre y ahí utilicé un juego de palabras para unir la ética con la política y la poética, que reflejara el contenido y el espíritu de este sitio y que uniera tres conceptos que considero que deberían ir siempre juntos.

Luego me encontré con que el término no sólo existía sino que había sido abordado en una columna de opinión por Álvaro Restrepo, director del Colegio del Cuerpo de Cartagena, Colombia, una experiencia de formación artística con jóvenes, mujeres y hombres, de los barrios populares de esta ciudad que busca llenar de sentido sus vida a través del arte a la vez que los ayuda a curarse y a alejarse de las amenazas de la guerra y su espiral. (La columna la encuentran en Textuales) Entonces descubrí que eso era exactamente lo que buscaba motivar e impulsar en este blog y que la palabra, ya existente, había caído del cielo. Su plural, Poliéticas, era el adjetivo que faltaba para nombrar el carácter de alguien, de alguienes, de muchas mujeres unidas por las partes o el todo de esta manera de entender y experimentar la vida.

Lo demás fue empezar a echar mano de la memoria, juntar las partes, elegir los colores, hacer maniobras para superar la ignorancia tecnológica y por último lo más importante: armarme de valor para invitarlas e invitarlos a construir este collage, esta colcha de retazos que ojalá abrigará momentos muy gratos.

Un abrazo de bienvenida,

Angélica